El alcalde, Javier Bello, pregonero de la Semana Santa 2013 de Alcalá de Henares
El alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello, pregonó el pasado
sábado en al Catedral Magistral, la Semana Santa Alcalaína 2013. Bello,
en un sentido, profundo y muy personal pregón, agradeció el “honor del
encargo” y comenzó su intervención con una referencia a la figura de
Benedicto XVI, “la ciudad de Alcalá en general –dijo- y los cofrades en
particular, reconocemos en él a un Papa de corazón fuerte, al filósofo
de la Fe que además siempre ha mostrado una predilección especial por
España”.
A continuación, el primer edil pregonó lo que él mismo definió como
“un tiempo único, tiempo de redención y de esperanza, de amor sublime y
entrega absoluta, de largo fin y comienzo glorioso, en el que en cada
minuto de esos días de Pasión, Alcalá se echa a la calle o se recoge en
sus parroquias y conventos, para acercarnos en catorce estaciones a la
vida con mayúsculas”.
Bello estructuró el pregón en ocho actos, y comenzó con el Domingo de
Ramos evocando a su infancia y a la “espera, que sólo los ojos limpios
de un niño saben contemplar”; continuó con el Lunes Santo en el que
definió a las Cofradías y Hermandades de Alcalá como “importante alivio y
respiro social para el cuerpo y para el alma de nuestra ciudad”.
El tercer acto lo dedicó al Martes Santo y al vía crucis al que dijo
acuden numerosos sacerdotes, y es que “el sacerdocio en nuestra diócesis
-destacó el alcalde- goza de una excelente vitalidad impregnada del
Magisterio de Cisneros como seña de identidad y tradición”; prosiguió
con el Miércoles Santo, tratado en el siguiente acto, en el que sobre
todo destacó el significado que para él tiene la familia, a la que
definió como “columna firme sobra la que edificar, solidez de mármol
para soportar, techo divino para resguardar y hogar inigualable donde
descansar”.
El quinto acto, dedicado al Jueves Santo, Javier Bello, hizo una
especial mención a los nazarenos de Medinaceli, que dijo “entienden que
la verdadera libertad es la Esclavitud del amor”; a continuación expresó
lo que para él simboliza el Viernes Santo, “día en el que en Alcalá el
silencio habla”, para llegar al Sábado Santo, que él identifica con la
luz. El acto final lo dedicó al encuentro.