FE Y CULTURA
CRISTIANA
Cuando hablamos de cristianismo no estamos hablando de
una ideología o de un programa moral. El cristianismo es un acontecimiento, una
persona. Por eso la fe cristiana es
adhesión a la persona de Jesucristo reconocido como Dios y hombre verdadero.
Esta es convertiría en una idea, en un recuerdo de algo que aconteció o en un
conjunto de normas que habría que cumplir. Sin embargo la fe es un misterio de
gracia. Es la respuesta a una invitación que nos llega a través de la Iglesia,
a través de los signos de su presencia. Es la gracia de Dios que nos atrae y se
hace visible en los acontecimientos de nuestra vida.
Esta
fe, como ocurrió con los primeros cristianos, cambia nuestra vida, nuestro modo
de pensar, nuestro modo de hablar y nuestro modo de afrontar las cosas que nos
pasan: el nacer y el morir, la salud y la enfermedad, el trabajo, el amor y la
amistad, la enfermedad y el sufrimiento, etc. En definitiva, la fe conforma nuestro
vivir y se hace cultura, civilización cristiana. De este modo la fe ha modulado
el tiempo, el espacio, el lenguaje y todo el devenir humano. De aquí arranca la
importancia de los gestos y de las manifestaciones públicas de la fe. Entre ellas,
a lo largo del Año litúrgico, destaca el Triduo Pascual y la Semana Santa.
Al
llegar estas fechas las Hermandades y Cofradías, como una concentración del
trabajo de todo el año, manifestáis por las calles los acontecimientos
centrales de la fe transformados en piedad popular, en cultura cristiana: las
procesiones y las imágenes evocan los acontecimientos de la pasión, muerte y
resurrección de Cristo. Junto a la imagen central del crucificado desfilan los
discípulos y, sobre todos ellos, la Virgen María siguiendo el dolor de su Hijo
y manifestando la alegría de la resurrección.
A
vosotros, queridos cofrades, os corresponde, siguiendo los caminos de la fe,
ser artífices de auténtica piedad y cultura cristiana. A vosotros os
corresponde, partiendo de la Liturgia del Triduo Pascual, llenar nuestras
calles y plazas de la belleza del memorial de nuestra salvación. Vuestro
procesionar nos recuerda que no estamos solos, que es posible la alegría porque
nuestro mundo ha sido abrazado por Dios. Y si Dios está con nosotros es posible
la esperanza.
Con
mi bendición y afecto.
X
Juan Antonio, Obispo complutense
|
0 comentarios:
Publicar un comentario